El metal es uno de los materiales que cada vez tiene nuevos horizontes en el diseño, ya que su superficie y sus acabados permiten crear un ambiente de elegancia y contemporaneidad.

Para compensar su tendencia natural a la oxidación y de la corrosión, se utiliza en forma de aleaciones estables o bien se les emplea una capa o acabado protector.

Los metales que más se utilizan para interiores son: hierro, hierro colado, hierro forjado, acero, acero inoxidable, acero galvanizado, aluminio, cinc, cobre.

Existe una variedad de accesorios metálicos como los grifos, manijas, bisagras, lámparas, radiadores, etc.

Metal Pulido

Este tipo de metales aporta brillo a la estancia, pues refleja la luz con intensidad.

Por otro lado el metal y el vidrio se han ido combinando durante siglos en: ventanas con cristales en plomo blando, tragaluces con barras formadas de hierro forjado o hierro colado. Así también en invernaderos con estructuras de hierro y cristal.

Hablando de acero y vidrio, estas maximizan la luz e integran visualmente el exterior con el interior.

Suelos

Las láminas y baldosas metálicas de aluminio son una buena opción para los acabados en suelos, asimismo como lo son el acero o bien el acero galvanizado.

La aplicación de estos materiales es muy habitual en escaleras, entresuelos, donde se realiza un buen contraste de textura.

La instalación debe hacerse en una base firme de madera u hormigón. Losetas y láminas pueden ser atornilladas.

El metal puede introducirse en forma de detalles, con el objetivo de poder conseguir un interior contemporáneo. En el mercado se puede encontrar una gran cantidad de accesorios y mobiliarios metálicos. Materiales como las persianas de aluminio, marcos de cuadros o estantes le darán brillo y textura al ambiente en donde se coloquen.

Además el metal puede ser aplicado en textiles interiores, en telas metálicas.

Para el mantenimiento de este tipo de materiales se utiliza lo que es el chorro a presión y así evitar la corrosión.

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